LIBROS RECOMENDADOS

El camino de la esperanza

Par Sophie Archambault

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4 octubre 2023

Foto por Sophie Archambault

Después de ¡Indignaos! y ¡Comprometeos!, Edgar Morin y Stéphane Hessel completan su trilogía publicando este ensayo en 2011. Morin, sociólogo y diplomático, Hessel, filósofo y militante político, se rebelan contra una sociedad sobrepasada por sus desigualdades, su injusticia y su inercia dolorosamente contagiosa para abrir el camino de la esperanza a todos aquellos que estén dispuestos a tomarlo.

La humanidad se encuentra en una encrucijada. Amenazados por la crisis ecológica, que no hace más que agravarse con el paso de los años, la tiranía de la economía, “el fanatismo y el maniqueísmo étnico, nacionalista y religioso” (p. 6), el materialismo inmoderado, la burocracia laberíntica y el capitalismo omnipresente, los ciudadanos necesitan más que nunca replantearse su forma de ser-en-el-mundo para evitar una regresión planetaria hacia la apatía y la resignación.

 

Nuestro sistema planetario está condenado a la muerte o a la metamorfosis. Esta metamorfosis sólo puede producirse al final de múltiples procesos de reforma-transformación que confluyan como arroyos que desembocan juntos para formar un río caudaloso. Entonces nuestra era del cambio sería el preludio de un verdadero cambio de época.

(p. 15)

 

Con palabras, los dos ensayistas se proponen la misión de combatir los males de la humanidad. A través de una política del querer vivir que toma como fundamento la política del bien vivir, Hessel y Morin devuelven un poco de esperanza a un mundo que carece de ella.

 

Mundialización y desglobalización

 

Para poner en marcha esta política, debemos distinguir entre las cosas que refuerzan nuestra humanidad y las que nos alienan. Se trata de un imperativo indiscutible. Ambos autores proponen “perpetuar y desarrollar todo lo que la mundialización aporta en términos de intersolidaridad y de fecundidad cultural, pero al mismo tiempo proponen restituir la autonomía vital a nivel local, regional y nacional, así como preservar y promover la diversidad cultural en todas partes”. (p. 17)

Ser Uno en la diversidad: ésta es la premisa básica del programa político de querer-vivir.

Sólo si nos apoyamos mutuamente y acogemos nuestras diferencias etnoculturales individuales, el imperativo unilateral de crecimiento promovido por el capitalismo de moda podrá dar paso a una dialéctica económica más compleja que tenga en cuenta las causas políticas, sociales y medioambientales. Es a través de un pensamiento humanista como los ciudadanos pueden llegar al meollo de la cuestión. Según el Tesoro de la Lengua Francesa, el humanismo se define como “una actitud filosófica que considera al ser humano como el valor supremo y reivindica para cada ser humano la posibilidad de desarrollar libremente su humanidad, sus facultades verdaderamente humanas”.

Sin embargo, el humanismo exige prudencia. El ser humano puede sobrevalorarse rápidamente y situarse en la cima de las prioridades jerárquicas, lo que conduce, como nos ha demostrado la Historia, a una negligencia de las necesidades del planeta, a una expansión de nuestra economía en detrimento de la supervivencia de ciertas especies animales, e incluso a una diferencia en el valor de ciertos seres humanos. La colonización es sólo un triste ejemplo. Sin embargo, si tenemos presente nuestro deseo de preservar la humanidad de cada ciudadano en un medio ambiente sano, podemos llevar a cabo una reforma para “reaccionar contra la degradación cada vez más nociva” (p. 19) de la sociedad.

 

Reformar y transformar: la política de querer vivir

 

En el plano social, el régimen capitalista en el que estamos inmersos nos ha llevado a privilegiar el tener en detrimento del ser. Debemos llegar a la alarmante conclusión de que “el bienestar material no ha traído el bienestar mental”. (p. 24) Soledad, depresión, ansiedad, estrés: es todo lo que hace falta para que comience el efecto bola de nieve que afecta a todos los demás sectores públicos. En efecto, “la crisis actual está exacerbando todo lo que está roto, da miedo y es odioso, y nos está conduciendo hacia nuevos abismos” (p. 29) al desarrollar el miedo a los inmigrantes extranjeros, negar las crisis democráticas y el deterioro del medio ambiente. Es mediante una política del querer vivir, es decir, la determinación de anteponer la calidad de vida de las personas, de las comunidades, de los países y, por supuesto, del planeta, como lograremos transformar este mundo que ya no nos conviene. Del estancamiento e incluso del retroceso surgirán avances positivos.

 

Todos los males mayores y menores que hemos mencionado, que son factores de degradación política, social y civilizacional, y que generan por sí mismos múltiples degradaciones cotidianas en nuestras vidas, deben ser combatidos mediante una política regenerativa que reforme profundamente tanto nuestra sociedad como nuestros estilos de vida.

(p. 30)

 

El plan de Morin y Hessel incluye una lista de medidas que revitalizarían la sociedad mediante cambios concretos, como el restablecimiento de la moralidad en todas las profesiones con una misión social (funcionarios, médicos, profesores, políticos, etc.) mediante la formación de un Consejo del Estado Ético compuesto por personalidades humanistas que “también planearían enseñar la benevolencia confuciana a todos aquellos que quisieran embarcarse en una carrera pública que implique responsabilidad y/o poder”. (p. 39)

Además de reformar el sector del trabajo y el empleo proponiendo horarios laborales adaptados a cada persona, introduciendo medidas para desarrollar una economía justa y creando una oficina pública del consumidor que garantice la sensibilización de los consumidores y la distribución de productos de calidad, la política de querer vivir sencillamente se apoya en derechos, libertades y luchas que deberían ser parte de nuestras preocupaciones actuales desde hace mucho tiempo. Sin emargo, en un régimen capitalista y burocrático, el sentido común no siempre es relevante: ha llegado el momento de reivindicarlo.

 

De los mismos autores :

 

Edgar Morin y Stéphane Hessel son duo de escritores con garra. También son autores de Mi filosofia, publicado en 2013.

 

ACERCA DE SOPHIE ARCHAMBAULT

Estudiante del Máster en estudios literarios, Sophie lee y escribe para entender mejor al ser humano, la sociedad, pero sobre todo al mundo en el que vive. Noctámbula, sus lecturas nocturnas sobre la espiritualidad y los fenómenos religiosos han acrecentado su interés por el concepto de lo sagrado. Amante de la naturaleza y sus peligrosas bellezas, la mitología, la historia del arte y todo lo que requiere creatividad, Sophie gusta de encontrarse a sí misma a través de estas pasiones para luego abrirse al mundo que la rodea.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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